Quien habla de normalidad en el sexo siempre se equivoca. ¿Qué pasa si la fantasía sexual más recurrente de las mujeres no es la mía?
Vaya por Dios. Una escribe obras como SEX CONFIDENTIAL o Lo que de verdad nos pone para normalizar las formas de vivir e imaginar la sexualidad de la gente, hombre, no para dar lugar a reacciones a la inversa.
He tardado dos años en toparme con un post en el blog de una chica que responde al nombre internauta de Patch, sobre un artículo escrito por mí para la revista Woman, titulado Lesbiana por un día. Dice la chica que le gustó. Menos mal. Sin embargo, cito textualmente: “El problema es que en el artículo poco menos que eres un bicho raro si no te lo has montado con al menos una persona de tu mismo sexo en tu vida”.
Vaya por Dios. Una escribe obras como SEX CONFIDENTIAL o Lo que de verdad nos pone para normalizar las formas de vivir e imaginar la sexualidad de la gente, hombre, no para dar lugar a reacciones a la inversa.
Coincidencias de la vida, también una mujer madura me comentó unos días antes de dar con el blog de Patch, que se había quedado pasmada al leer mi libro sobre fantasías sexuales y comprobar cuantísimas féminas se excitaban imaginándose con otra mujer.
Bueeeeeno, pues no me queda otra que aclarar el asunto. Una no es rarita por tener determinadas fantasías, ni porque se ponga a mil con los uniformes de los oficiales nazis o con ser forzada por un gorila, ni tampoco es raro o rara quien no se excita con lo que imagina la mayoría.
Bueeeeeno, pues no me queda otra que aclarar el asunto. Una no es rarita por tener determinadas fantasías, ni porque se ponga a mil con los uniformes de los oficiales nazis o con ser forzada por un gorila, ni tampoco es raro o rara quien no se excita con lo que imagina la mayoría.
Nada en el sexo es “lo normal” o “lo raro”.
Por eso me encantaría que los especialistas en la materia dejaran de usar términos como “parafilia”, que estigmatizan a personas que viven la sexualidad a su manera, aunque se escape de lo convencional.
Las fantasías más recurrentes de mujeres y hombres
Estas son las conclusiones que hemos alcanzado tanto otros investigadores como yo misma al estudiar las fantasías sexuales. Recuerda que las tuyas son diferentes no significa que no seas tan normal como cualquier otra persona.
Las fantasías de ellas
La fantasía femenina más recurrente, como ya he dicho antes, es la de mantener una relación sexual con otra mujer. Con una o con varias. Con o sin juguetes eróticos. Con o sin hombres. Con mucho sexo oral. A veces con una amiga. Casi siempre como sujetos pasivos.
Las situaciones morbosas, en lugares prohibidos, insólitos, incluso absurdos, espolean mucho la libido femenina, como puede ser un viaje en metro, en un local abarrotado o en un ascensor.
También las escenas de sumisión: dominadas en la calle; atadas y desnudas en una gran mansión o en una camilla mientras médicos y enfermeras realizan extrañas pruebas clínicas; sorprendidas en una gasolinera... No hay que confundir ese nivel de agresividad presente en las fantasías con lo que se desea en la realidad.
Le siguen los tríos, las fantasías en las que se interpreta un papel y las que se tienen con la pareja, que suele aparecer cuando la relación está en el inicio.
También tienen fantasías exhibicionistas, con varios hombres, con un desconocido y voyeurísticas.
El agua es un elemento muy recurrente, ya sea en el mar o en un jacuzy. Los espacios bien acondicionados (decorados con gusto, de iluminación tenue, con esencias olorosas, en países exóticos..) y disponer de tiempo para jugar son importantes estímulos para casi todas las mujeres.
Las fantasías de los hombres
Los hombres se imaginan en el trío, pero hay que destacar que la gran protagonista de las fantasías masculinas suele ser su propia mujer, aunque en la imaginación se presenta muy excitada, con más ganas de placeres eróticos que en la realidad. Al principio, suele recrearse en el juego entre las dos mujeres y más tarde entra en acción.
En el segundo puesto del imaginario erótico masculino, se sitúa la escena de su mujer con otro hombre, a menudo mejor dotado que él y en una situación de poder más alta, como puede ser su propio jefe.
A partir de los cuarenta y tantos, se hace más frecuente la aparición de otras mujeres en estas ensoñaciones, aunque no dejan de recurrir a la propia pareja.
También la playa, la bañera, la ducha y la piscina forman parte de los escenarios preferidos por los varones.
Un personaje que aparece en las fantasías de algunos hombres y no en las de ellas es el transexual.
Nada es raro! Eso es!!!!!
ResponderEliminarSaludos