Cuando rompiste con tu pareja, le deseaste lo mejor, aunque creías que tardaría siglos en olvidarte y en levantar cabeza. Hasta que descubres que en un plis-plas tu ex se ha echado una novia nueva.
Tu exnovio se ha vuelto a enamorar
El mundo está lleno de mujeres que no se entienden a sí mismas, mujeres que deciden cortar con su novio, tras una larga, tormentosa y dolorosa relación, cansadas de entregar para no recibir nada a cambio, hartas de intentar comunicarse con quien no sabe o no quiere escuchar, dispuestas a sentirse libres. Y cuando tienen, por fin, la valentía de romper, se ponen atacadas al descubrir que él ya tiene pareja, cuando apenas han pasado un par de semanas desde aquel «lo siento, cariño, lo nuestro no funciona». Él: ese hombre que les perteneció en exclusiva y que ahora ¡sale con otra!
Irene, sin ir más lejos, que trabaja en el punto de información de unos grandes almacenes, tenía el ego en la planta más alta del edificio al escuchar las tiradas de tejos de sus compañeros, los dependientes, que no han perdido ocasión para intentar hincarle el diente desde que saben que ha regresado al club de las solteras. Pero se vino abajo en cuanto una de sus amigas, con la mejor de las intenciones —¿o todo lo contrario?— le puso al tanto del nuevo romance de su ex. «Aún no habían pasado ni dos semanas desde que cortamos y ya tenía un lío. Yo me angustiaba con la idea de que no podría enamorarme otra vez, y creía que a él le pasaría lo mismo, que tardaría siglos en olvidarse de mí. Pero, al parecer, no me quería tanto como yo pensaba».
«Supongo que me perdió la vanidad», explica Cristina, dependienta en la sección de lencería. «Le imaginaba desesperado, llamándome a todas horas, escondido tras las esquinas para espiar mis pasos, suplicándome que le diera una segunda oportunidad. Me hubiera negado a volver con él, no me arrepiento de la ruptura, pero me pilló por sorpresa su silencio, su indiferencia. ¡Y no te imaginas qué enferma me puse cuando una de mis vecinas me dijo que lo había visto en el coche con una chica! Vomité y caí en cama con fiebre. Parezco el perro del hortelano, ni como ni dejo comer». Tras una separación suele pasar que cuanto peor está el ex, mejor se encuentra una.
Oscar Wilde, un genio con algo de mala baba, escribió: «Cuando una mujer se casa otra vez es porque detestaba a su primer marido. Cuando un hombre se casa otra vez es porque adoraba a su primera mujer. Las mujeres prueban su suerte. Los hombres arriesgan la suya». Pero no son palabras que alivien el malestar de las que se sienten como Irene y Cristina, llenas de rabia, celos, decepción, rencor, envidia… ¡Con lo que cuesta recuperar la seguridad en una misma!
Fantasmas del pasado
Raro es encontrar a una persona que haya estado enamorada alguna vez y que no haya sentido la presencia del fantasma del pasado, la sombra de un amor que deja huella, el sentimiento del fracaso sentimental. Un fantasma burlón y traicionero que nos espía para atacar cuando más a gusto te encuentras. ¿Podemos darle caza y meterlo en su profunda tumba sin temor a que siga incordiándonos? Por supuesto, ¡no desesperes! Pero tienes que poner de tu parte y comenzar por desenmascararle.
En primer lugar, has de tener presente que nada mantiene más vivo a los fantasmas que su recuerdo: ¿por qué diablos no le has devuelto aún sus cómics, el saco de dormir con el que os fuisteis de camping ni el CD de la Mala Rodríguez? Todo eso son fetiches, testimonios del pasado de los que debes librarte de inmediato. La operación es difícil, lo sé, especialmente cuando tienes que enfrentarte a las fotos. Pero cuanto antes lo hagas, mejor. La vida son cuatro días, y no te vas a pasar dos alimentándote de recuerdos. Mételo todo en una caja y envíasela. Pero ¡cuidado! No te vayas a dejar arrastrar por la rabia: ni se te ocurra devolverle sus cosas hechas añicos, aunque así haya quedado tu corazoncito por culpa de ese desastroso de quien tanto te lamentabas con toda la parentela.
Y ya que nombramos a los parientes, ¡qué poco ayudan los que te rodean!: «No te preocupes, nena, ya verás qué pronto encuentras a otro». Como si fueras una mujer con tara o incompleta desde que se te ocurrió dejar al novio. Vale, los hombres escasean, pero ¿por qué les cuesta tanto comprender que prefieres estar sola a mal acompañada?
La familia, como las amistades demasiado entrometidas, puede suponer un serio obstáculo en el lento proceso del olvido, especialmente cuando es mamá quien no concibe la idea de que hayas abandonado a tu pareja.
Mamá no ha conocido otro novio que tu padre, y se empeña en convencerte de que no hay amor más grande que el primero. O puede que tu madre sea de esas mujeres maduras y modernas que gozan de más popularidad ante los hombres que su inexperta hija. ¡Eso sí que duele!
Pero no te engañes. Eres tú quien considera la ruptura como un fracaso en su vida. Tomar decisiones, incluyendo la de separarse, es un síntoma de voluntad y madurez. ¿O no te quejabas de que él nunca decidía nada? Con el paso del tiempo descubrirás que valió la pena.
Cuidado con los falsos amigos
Protégete de las falsas amistades |
Imprudentes, indiscretos, cotillas o con mala uva. La verdad es que poca amistad auténtica se puede encontrar en quien hace uso del “ex” para molestarte, aunque se acerquen con actitud consejera y preocupada por tu bienestar: «No hay derecho chica, tú no te mereces quedarte sola. No sé cómo se lo montan los tíos, para tener tanta suerte. Porque, vamos, yo no me explico cómo lo ha hecho tu ex para salir con esa rubia de metro ochenta».
Y no faltan las amigas que se arman de paciencia en espera de que sueltes al novio para aprovechar la ocasión y atraparlo. «Había pasado un año desde la ruptura cuando Nieves me llamó», cuenta Vicky. «Me dijo que Javier y ella se habían enamorado y habían comenzado una relación, que prefería que lo supiera por ella antes de que me enterase por otra persona. Mi supuesta amiga había sido mi confidente, me había desahogado con ella, y mientras me escuchaba y consolaba, se ligaba a mi ex. Fue un palo, porque en ese momento yo me sentía muy recuperada y me hundí de nuevo. Recordaba instantes que habíamos vivido los tres juntos y tuve la impresión de que siempre coqueteó con él. Me sentí muy traicionada».
Las falsas amigas como Nieves son ideales para dejarnos el ego herido. Lo malo es que confundas amor auténtico por esa persona que fue tu pareja con el amor propio. Identifica tus sentimientos: ¿De verdad continúas enamorada de él? ¿No se tratará más bien de una obsesión? El amor es tan, tan posesivo.
Las costumbres del pasado
Pero a menudo, sin necesidad de que familiares, amigos o conocidos te martiricen, todo tu entorno te trae su recuerdo: la colonia del chico que se sienta a tu lado en el autobús, la canción que suena en el salón de belleza mientras esperas turno para depilarte, los rostros de los que se cruzan en tu camino, y su nombre, que te persigue por todas partes. Son miles de pequeñas cosas que te hacen pensar en él.
Cuando se rompe con el novio, todo lo cotidiano se vuelve en contra. Una se ata a las costumbres, como frecuentar siempre los mismos locales nocturnos, esos a los que ibas con tu ex. ¿A dónde irás ahora para no toparte con él y su nueva novia? No queda más remedio que descubrir nuevos mundos. «Unos tíos de mi ex tienen un hotel en Ibiza, y todos los veranos nos íbamos a pasar allí una semana», explica Irene. «Me da mucha rabia no volver a la isla. Me gustaba. Pero si voy, seguro que me lo encuentro, y con ella». Es dolorosa, también, la pérdida de los territorios comunes.
Un buen método para librarte de ritos y costumbres que evocan el pasado sentimental consiste en la búsqueda de nuevas experiencias: visitar lugares diferentes, practicar nuevas aficiones, cuidar tu formación (¡cuántas mujeres dejan que se empobrezca su currículo profesional cuando se echan novio!)… A no ser que seas muy valiente y prefieras empacharte, es decir, seguir haciendo lo mismo que hacías con él, y acudir allá donde puedas encontrarle continuamente con su nueva compañía. Algunas personas han conseguido alcanzar la total y absoluta indiferencia por esta vía.
Si te dejas llevar por la nostalgia de los momentos felices que vivisteis juntos, te perderás los que quedan por llegar.
Hay otros hombres
Sin embargo, lo que más puede atormentar son las terribles comparaciones y caer en la trampa de juzgar a todos por igual. «Llevo fatal los finde», confiesa Cristina. «Intento pasármelo bien, pero en cuanto se me acerca un tío me echo a temblar. Enseguida me acuerdo de mi ex. ¿Y si vuelvo a colgarme de otro que me dé penita? Porque el instinto maternal me pierde, que me conozco. Fue lo que me pasó con mi ex. Parecía su madre, en lugar de la novia».
Es muy probable que tu ex busque en su nueva pareja a una persona que cure sus heridas, alguien que le consuele. La nueva relación tendría éxito si la separación le ayudara a madurar, de lo contrario, si vuelca en ella el pasado, sufrirá de nuevo y causará mucho daño a esa chica.
No intentes ligar para que él se entere de que tú también puedes rehacer tu vida. Reconoce que los otros hombres no merecen pagar por lo que él hizo o dejó de hacer. ¿Sabes cuándo sabrás que lo has superado? Cuando la idea de la venganza te produzca pereza, entonces habrás enviado a tu fantasma al lugar que le corresponde: al pasado inamovible.
*Imagen cabecera: Vitória Santos en Pexels
(Escribí este artículo para la revista Mujer 21, después de publicar el libro La aventura de ser una single.)
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