Se le arrugaba el ceño a Andreu Buenafuente porque un hombre manifestaba
en el testimonio enviado que fantaseaba con imaginar a su propia mujer
en el centro de una reunión, desnuda e insultada por todos.
Lo repetiré hasta la saciedad: nunca hay que confundir una fantasía con un deseo real.
Sin embargo, también son muchas las mujeres que fantasean con que sus compañeros sexuales le digan frases picantes mientras están en la cama y hasta que las insulten a veces. Es lo que se denomina en inglés Dirty Talk (Hablar sucio). He aquí un ejemplo:
«Me gusta que me llamen «puta» o «zorra» mientras me follan, que me sujeten por la cabeza y me impidan alzar la cara mientras practico una felación, que me peguen (fuerte, pero con moderación) y que me "obliguen" a hacer algo a lo que yo me resisto. También que me venden los ojos y no saber qué sucede a mi alrededor, ser sorprendida. Ah, me gusta la idea de ser penetrada simultáneamente por los dos sitios y lo he realizado, con ayuda de mi novio, que se ha servido de consoladores para conseguirlo.»
A menudo basta con unos gemidos... pero hasta eso les cuesta a los más tímidos:
«La imagino cabalgando sobre mí, con los ojos cerrados, entre quejidos y palabras de calentura. La educación que mi esposa y yo hemos recibido hace que me sienta frustrado por no atreverme a hacer este tipo de cosas ni a pedírselas», cuenta un ingeniero agrónomo de 43 años.
Si te da mucho corte, aunque estés deseando utilizar el lenguaje sucio en tus relaciones, puedes comenzar por el escrito, con mensajes calientes que envíes al móvil o por correo electrónico.
También puedes dar el paso al lenguaje hablado por teléfono, ya que al no tenerle delante, el lenguaje verbal y los gestos del rostro del otro no van a suponer un freno para tu lengua.
Acerca tu boca a su oído para que escuche tu respiración agitada, mientras mantenéis relaciones sexuales.
Aumenta el volumen de tus quejidos, gemidos y todos aquellos sonidos que reconocemos como señales de excitación durante el acto sexual.
Escoge los párrafos de un libro que despierten tu deseo (por supuesto que recomiendo las fantasías sexuales de mujeres reales que aparecen en SEX CONFIDENTIAL) o una narración erótica que te guste y léesela en voz alta. Si tienes que inventarte algo, la timidez puede ser un obstáculo para tu inspiración.
Cuando te lances a inventar frases o fantasías que contar al otro, no te preocupes si parece poco original o si suena excesivamente vulgar. Tu amante no pretende que seas Anaïs Nin ni Apollinaire, y lo que le gustará será descubrir que eres capaz de sorprenderle hablándole de una forma que hasta entonces no había escuchado de tu boca.
A menudo basta con unos gemidos... pero hasta eso les cuesta a los más tímidos:
«La imagino cabalgando sobre mí, con los ojos cerrados, entre quejidos y palabras de calentura. La educación que mi esposa y yo hemos recibido hace que me sienta frustrado por no atreverme a hacer este tipo de cosas ni a pedírselas», cuenta un ingeniero agrónomo de 43 años.
Si te da mucho corte, aunque estés deseando utilizar el lenguaje sucio en tus relaciones, puedes comenzar por el escrito, con mensajes calientes que envíes al móvil o por correo electrónico.
También puedes dar el paso al lenguaje hablado por teléfono, ya que al no tenerle delante, el lenguaje verbal y los gestos del rostro del otro no van a suponer un freno para tu lengua.
Acerca tu boca a su oído para que escuche tu respiración agitada, mientras mantenéis relaciones sexuales.
Aumenta el volumen de tus quejidos, gemidos y todos aquellos sonidos que reconocemos como señales de excitación durante el acto sexual.
Escoge los párrafos de un libro que despierten tu deseo (por supuesto que recomiendo las fantasías sexuales de mujeres reales que aparecen en SEX CONFIDENTIAL) o una narración erótica que te guste y léesela en voz alta. Si tienes que inventarte algo, la timidez puede ser un obstáculo para tu inspiración.
Cuando te lances a inventar frases o fantasías que contar al otro, no te preocupes si parece poco original o si suena excesivamente vulgar. Tu amante no pretende que seas Anaïs Nin ni Apollinaire, y lo que le gustará será descubrir que eres capaz de sorprenderle hablándole de una forma que hasta entonces no había escuchado de tu boca.
Muy buenoo!!!!!!
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