En Sex Confidential las mujeres cuentan los detalles más íntimos de lo que imaginan, las fantasías eróticas que les excitan y sus experiencias sexuales. Aquí puedes comenzar a leer.
Las mujeres españolas cuentan sus fantasías y secretos sexuales
En mayo de 2008, una asambleísta por el partido del Gobierno ecuatoriano, María Soledad Vela, propuso que el derecho de las mujeres a la felicidad sexual fuera garantizado por la Carta Magna del país.
Algunos miembros masculinos reaccionaron tachando la propuesta de ridícula. ¿Acaso pretendía decretar los orgasmos por ley? La diputada María Soledad Vela aclaró que sencillamente demandaba el derecho a estar bien informadas acerca de su vida sexual y a disfrutar de las relaciones sexuales en una sociedad libre, justa y más abierta, puesto que en su país las mujeres han sido vistas tradicionalmente como meros objetos sexuales o como la responsable de la crianza de los niños.
Quizás, lo primero que se te haya ocurrido pensar es que nosotras, las que vivimos en un país más desarrollado, ya tenemos eso superado, que tanto las mujeres como los hombres sabemos y aceptamos que tenemos derecho al disfrute sexual, que él ya ha encontrado tu clítoris (¡enhorabuena!) y sabe cómo estimularlo (¡enhorabuena, otra vez!), que ya sabes cómo lograr tus orgasmos y que, a estas alturas, tienes asuntos más importantes que atender. Pero, dime, realmente:
¿Eres sexualmente feliz?
Ah, la felicidad, qué concepto tan difícil de definir y comprender. Quizás se trate tan sólo de un momento fugaz, tan duradero, precisamente, como un orgasmo.
Sin embargo, es posible que al leer la pregunta se haya removido algo en tu interior, que sepas que, en el fondo, no te sientes del todo satisfecha con lo que sucede en tu vida sexual, que, sencillamente, te conformas, como te conformas con el trabajo que tienes, con la vivienda que has podido costearte, con la forma en que te relacionas con tu familia. Además, ¿para qué vas a darle tanta importancia? ¡Si no es más que sexo! ¿Y qué es el sexo comparado con la creación de una familia o el crecimiento espiritual?
Bien, tienes derecho a darle un papel secundario, a colocar otras preocupaciones por delante. Pero, ¿sabes?, me parece que sería una lástima, porque a pesar de la complejidad de la sexualidad femenina, resultaría más sencillo conquistar la felicidad sexual que encontrar la casa que quieres, el empleo que mejor te va o el hombre ideal. Son muchísimas las situaciones que escapan a tu control y que te encantaría modificar: la lista de espera en los servicios sanitarios, la cola del súper, el tráfico denso cuando más prisa tienes, que a tu hijo le gustara estudiar... En cambio, tu sexualidad, la tuya propia, es algo sobre lo que tienes poder. Y entonces, ¿por qué vas a renunciar a esa faceta de tu vida, cuando tienes la solución al alcance de tu mano? Es así: depende de ti.
Si no te frena el miedo a reflexionar y a lo que puedas descubrir, ahí van unas cuantas cuestiones para colocar el termómetro a tu salud sexual:
¿Te cuesta mucho ponerte, aunque cuando te pones te lo pases bien?
¿Quieres a tu pareja, pero has perdido las ganas?
¿Te limitas a dejar que te hagan, aunque de vez en cuando reconoces que todo podría funcionar mejor si fueras más activa?
¿Te molesta que sólo te acaricie con el fin de que estés lubricada y dispuesta para la penetración?
¿Pruebas a hacer lo que te apetece o tienes miedo de lo que puedan pensar de ti?
¿Actúas como si el placer de él fuera más importante que el tuyo?
¿Reprimes tus fantasías sexuales porque te sientes sucia al contemplar las escenas que pasan por tu cabeza o crees que son síntoma de alguna patología?
De repente, en mitad de un polvo, ¿se te va la cabeza a otra parte que ni siquiera tiene algo que ver con el erotismo? ¿Te pasa con demasiada frecuencia?
¿Te angustias pensando en que tardas demasiado en llegar?
¿Te invade la tristeza después de masturbarte?
Bueno, ya está bien para una introducción. No pretendo que acabes exhausta antes de comenzar. Tan sólo intento que veas que con el sexo pasa lo mismo que con el resto de tu vida: tienes que conocerte. Y eso significa reflexionar, preguntarse, cuestionarse, porque las fórmulas mágicas o las recetas que valgan para todas no existen.
Muchas mujeres han cometido el error de confundir la libertad sexual con la adopción de un modelo masculino de sexualidad tradicional, sin comprender que también a ellos se les había impuesto un patrón de conducta determinado y que muchos no se sienten cómodos con él. Para ser realmente libre es necesario que cada cual encuentre el suyo propio y cambiarlo cuantas veces convenga, averiguar qué es lo que realmente le gusta y cómo disfrutar de los placeres carnales.
En estas páginas vas a encontrar información práctica sobre sexo, pero sobre todo es una radiografía de la sexualidad de las mujeres, tal como la viven actualmente: sus fantasías eróticas, las prácticas favoritas, algunos momentos de sus vidas sexuales, sus dudas y temores, los estímulos eróticos que más las seducen, sus complejos, las situaciones morbosas de las buscadoras de sensaciones fuertes…
¿Por qué las confidencias? Conocer cómo viven el sexo las demás nos tranquiliza y reconforta, nos ayuda a comprender que no estamos solas en el laberinto, a recobrar fuerzas, a afrontar nuestros retos con valentía. Los testimonios de otras mujeres nos liberan y autorizan a ser sexualmente activas. Las pinceladas eróticas de sus vidas sirven de estímulo para las lectoras y les permiten descubrir que no son tan raras como pensaban. Pero, desafortunadamente, las mujeres callan en exceso, temerosas del qué dirán.
«No tengo ningún reparo en hablar de mi sexualidad, aunque me resulta más fácil hablarlo con hombres que con mujeres; así, cuando tenía unos diecisiete años y hablaba con mis amigos varones de sexo, mis amigas decían por lo bajini que qué asco masturbarse. Siempre he tenido más filing con los chicos, ellas me parecían un poco hipócritas, aunque algunas se salvaban. Con estas experiencias de unas y otras fuimos aprendiendo, como podíamos, y no siempre de la forma más sana. Pero, bueno, intentaremos no repetirlo con nuestros hijos». (33 años)
Lo que sueñan otras despierta el interés por el sexo, y es una herramienta terapéutica muy útil (se calcula que el 25% de las españolas sufre de inapetencia, frente a un 10% de hombres). Pero si no compartes las fantasías y preferencias de la mayoría, tampoco pasa nada.
También se aborda la sexualidad masculina teniendo en cuenta lo que las chicas quieren saber sobre el asunto, porque ellos también han sufrido una educación represora que marca la manera de relacionarse con el otro sexo, porque existen muchos tópicos falsos en torno a su sexualidad.
El sexo ha sido un tema candente en los últimos años. En programas de radio y televisión han hablado con sencillez y claridad a los jóvenes, les han dado la oportunidad de preguntar, de expresarse libremente, y encontrar respuesta a sus miedos y dudas, han despojado el sexo de los tabúes que reprimían la búsqueda de la satisfacción sin hacer daño a nadie. Las jóvenes se extrañan de que hubiera un tiempo en el que se creía que las mujeres no tenían fantasías sexuales, ni tampoco orgasmos, que solamente los hombres tenían ese tipo de necesidades, que jamás se hubieran tocado ni conocieran la existencia de su clítoris. Y así debía ser para nuestras abuelas si querían que las consideraran “decentes” y las escogieran para casarse y ser madres. Así de enorme es el abismo que nos separa de esas generaciones.
Pero queda aún mucho trabajo por hacer, para erradicar la culpabilidad que se siente ante el placer experimentado, para superar la frustración y el miedo a que las tachen de “chica mala”, desequilibrada o patológica, por buscar nuevas sensaciones que se apartan de los cánones sociales y el sexo convencional, prácticas que se consideran aberraciones. Para que deje de juzgarse con patrones diferentes la conducta sexual de hombres y mujeres. Quien desee conquistar el placer tiene que comenzar por el espacio de la imaginación, su jardín secreto, y lo que tiene más a mano: su cuerpo.
No hay baldosas amarillas que marquen el camino hacia la felicidad sexual. Como dijo el poeta, se hace camino al andar.
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