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Fantasías eróticas para una buena salud mental

Nosotras y nuestra imaginación erótica, ese maravilloso afrodisíaco que cada cual fabrica a su gusto.


entrevista sobre Fantasías sexuales de las mujeres para una buena salud mental

"No creo que exista un modelo de sexualidad válido o adecuado para todo el mundo"

De nuevo me encuentro con una entrevista sobre sexualidad femenina, en esta ocasión respondí a las preguntas de la revista Cosmopolitan. Aquí os dejo mis respuestas:

¿Son necesarias las fantasías para una vida sexual sana?

Considero válida la máxima latina: «Mens sana in corpore sano». El cerebro es nuestro principal órgano sexual. Si nos sentimos agobiados por problemas que interfieren en nuestra imaginación o se ve ocupada solamente por otros asuntos de la vida, al margen siempre de nuestra sexualidad, es posible que perdamos el deseo, incluso que perdamos la excitación en el momento de la relación sexual, que los pensamientos negativos o ajenos a lo que está sucediendo en la cama nos bloqueen. 

Una fantasía puede ser, sencillamente, el recuerdo de aquel gesto de la pareja que nos parece atractivo, una imagen que pasa por nuestra cabeza, como una ráfaga, y que nos predispone favorablemente al encuentro erótico o a disfrutar del sexo a solas. Las mujeres y hombres que dicen que no tienen fantasías pueden activar su imaginación con la lectura de las fantasías de otros.

¿Por qué las necesitamos?

Las fantasías eróticas son los mejores afrodisíacos, potencian nuestra energía sexual. Y sin consecuencias o efectos secundarios que tengamos que lamentar. Pueden alejar nuestra mente de lo que nos angustia. Pensemos, por ejemplo, en esas situaciones en las que te agobias porque piensas que estás «tardando demasiado en llegar». Concentrarnos en una de nuestras fantasías más recurrentes alivia la tensión, rebaja la ansiedad y nos ayuda a intensificar las sensaciones más placenteras.

¿Tienen que llevarse a la práctica o está bien que se queden solo en el ámbito de la imaginación?

Eso depende de qué tipo de fantasía sea, de la persona y de la posibilidad que tengamos de realizarla. Por ejemplo, difícilmente podremos hacer realidad una relación con un gorila, como explicaba una de las mujeres que me contó sus fantasías. Tampoco las que tienen lugar en otra época histórica, como el período nazi o el de la esclavitud en América. Y ya no digamos que seas abducida por los extraterrestres... 
entrevista sobre las fantasías sexuales de las mujeres

Algunas personas disfrutan mucho haciéndolas realidad, como la de hacerlo en un lugar público, al aire libre... Otras se han sentido decepcionadas porque ya no tienen el control de todo lo que ocurre en la escena. Era mejor en su imaginación.

Las mujeres saben perfectamente que, por más que se imaginen siendo forzadas, no desean que eso ocurra. 

En cuanto a otras fantasías, pueden hacerse realidad si forman parte, también, de las de las personas con las que vamos a compartirlas. A no ser que entrañen ciertos riesgos, como que pueda crear confusión y no sepan cuándo detener el juego o que se trate de engañar a la pareja. En esos casos, conviene actuar con raciocinio antes de dejarse arrastrar por la imaginación erótica y valorar los riesgos.

¿Es bueno compartirlas con tu pareja?

Depende del grado de intimidad que exista y del tipo de relación que les vaya a ambos. Un hombre me contó cómo se excitó escuchando a su mujer cuando ella estaba con otro en la habitación de al lado. Se trataba de un juego pactado por ambos. El único que no sabía nada era el amante casual... Él miraba desde cierta distancia cómo ligaban, cómo comenzaban a tocarse y los siguió hasta el hotel. Pero no es lo habitual. Difícilmente le podrás contar a tu pareja que te imaginas montándotelo con el compañero de trabajo. Otras fantasías pueden susurrarse al oído y que la narración forme parte del juego erótico mientras la pareja hace el amor. A veces van bien para ponerse a tono antes de encontrarse: escribirlas en un correo electrónico, contarlas por teléfono... 

¿Cuándo una fantasía sexual corre el riesgo de convertirse en una filia o en una obsesión?

No creo que exista un modelo de sexualidad válido o adecuado para todo el mundo. No considero que el que te guste una manera determinada de disfrutar el sexo tenga que considerarse una «filia». ¿Por qué ha de ser una filia que te vaya mucho el bondage y no lo es hacerlo siempre en la postura del misionero? En todo caso, hay prácticas que son un delito, una agresión sexual, un abuso. Pero mientras se quede en los límites de la imaginación y no aparezca el impulso de hacerlo realidad, no hay motivo de preocupación. 

¿Me puedes citar las más habituales fantasías sexuales para las mujeres?

En la imaginación femenina funcionan muy bien las situaciones de sexo salvaje, incluso en las que se ven forzadas o violentadas de algún modo (insisto en que no quieren que escape de las fronteras de lo imaginado, y tampoco son síntomas de un desequilibrio psicológico). Al ser dominadas, esas mujeres, preocupadas siempre por tenerlo todo bajo control, escapan de la responsabilidad de lo que ocurra. El desconocido es uno de los personajes más recurrentes. También el sexo lésbico se sitúa en el top-ten de las fantasías femeninas. Muchas son, sencillamente, situaciones inusuales, de sexo en grupo y escenas en las que pueden exhibirse. 

¿Y las fantasías sexuales de los hombres?

Aunque se confirme el tópico y el trío sea la fantasía masculina por excelencia, lo cierto es que la gran protagonista de las escenas imaginadas suele ser su propia pareja. Con otra mujer, sí, pero también con otro hombre. En la imaginación del varón la mujer aparece muy excitada, dispuesta a jugar y a tomar la iniciativa. Como indica uno de los testimonios masculinos, quizás sea porque su propia mujer acaba siendo «lo prohibido» cuando ella comienza a perder el deseo.

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