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Sexo en el agua, un mundo de caricias

El agua es un elemento primitivo que proporciona sensaciones placenteras, acaricia los cuerpos que se mueven con serenidad, mientras disfrutan de su efecto relajante a la temperatura escogida. Pero jugar en el agua tiene, también, sus inconvenientes. Estas son algunas sugerencias para disfrutar del sexo acuático sin accidentes.

consejos para practicar sexo en el agua con la pareja

Juegos sexuales en el agua

La antropóloga Pilar Cristóbal lo explica así: «Además de que el agua en España es sinónimo de diversión y vacaciones, en todos los lugares sagrados hay agua. Es un elemento mágico y de vida. Los humanos, desde tiempos ancestrales, nos hemos reunido en torno al agua y el fuego. La cultura musulmana describe el paraíso como un jardín por el que discurren dos ríos: uno de leche y otro de miel. A un nivel subconsciente, el agua remite al líquido amniótico del estado fetal. Los científicos aseguran que el mapa erótico, ese imaginario simbólico en el que se van registrando las fantasías y pulsiones eróticas, se conforma a partir del cuarto o quinto mes de gestación y finaliza a los cuatro años. En esa memoria subconsciente se van almacenando recuerdos placenteros que excitan nuestra libido. Sin duda, el agua y el calor son elementos determinantes de felicidad».

Pues bien, ese contexto de felicidad puede recrearse en los cuartos de baño y librarnos del incordio de la arena que, aunque los revolcones en ella queden muy idílicos en las postales de islas paradisíacas, provocan no pocas rozaduras.

Consejos para practicar juegos sexuales en el agua
Fotografía: Kama Catch Me

Cosquillas de espuma

Un baño relajante es una de las mejores recetas para eliminar el estrés y deshacerse de energías negativas después de un agotador día de trabajo. Si a ello añadimos el placer de la masturbación lenta y submarina, habremos fabricado el ansiolítico perfecto y sin efectos secundarios dañinos, incluso antes de un encuentro sexual con la pareja.

Tanto el momento del baño como el de la ducha nos proporcionan una ocasión estupenda para entrenarnos en el automasaje, vencer la impaciencia y aprender a tocar al otro como te gusta que te toquen a ti. Y si lo disfrutas en compañía, la espuma proporciona sensación de semidesnudez, te acaricia al resbalarse por la piel. Los cuerpos adquieren también cierta sensación de ingravidez, con movimientos diferentes a los habituales, se hacen más fáciles, ralentizados y relajados. Es la creación de un nuevo baile sexual.

En la intimidad de nuestro cuarto de baño podemos despertar otros sentidos de los que a menudo nos olvidamos en el sexo porque casi siempre nos centramos en el tacto, sentidos como el olfato. La nariz femenina es dos mil veces más sensible que la masculina, las mujeres suelen responder mejor que los hombres a los estímulos olfativos que despiertan el deseo de comernos entero un cuerpo apetitoso, aunque a ellos también les pasa. Diversos estudios de química, psicología y otras ciencias ponen en evidencia la estrecha relación que existe entre el olor corporal y nuestra sexualidad. En realidad, hace cientos de años que el ser humano ha aprendido el efecto que tienen los aromas sobre su estado emocional, y se utilizan para relajarse o excitarse y potenciar la energía.

A las sales y aceites aromáticos, añade una iluminación íntima con unas cuantas velas, una música que os guste a ambos, una copa de cava o la bebida que os apetezca, algo de fruta incluso, y ya está todo listo para iniciar la noche o un fin de semana destinado al erotismo.

Cuidados para mantener relaciones sexuales en la playa

Penetraciones, no

Sin ánimo de aguar la fiesta a nadie, hay que apuntar que no es recomendable hacer de todo lo que se nos antoje en los entornos acuáticos. Esta es la propuesta de una treintañera diplomada en turismo: «Estoy en la bañera con mi chico. Froto su cuerpo con agua y jabón, al tiempo que él lo hace conmigo, de arriba abajo, por el cuello, la espalda, los brazos, la cintura, la pelvis, las piernas. Con los dedos deslizándose dentro de la vagina...» Pues bien, aquí tenemos que detenernos, porque, por muy húmeda que nos parezca la situación, el agua no es el mejor contexto para llegar a las penetraciones.

Aunque parezca contradictorio, el agua seca nuestros genitales, porque elimina los jugos que fabrica la vagina para mantenerla lubricada, por lo que se puede tener serios problemas para que te penetren en la bañera. Y ni te cuento si se utiliza un preservativo. Es imposible. Puede ponérselo fuera y regresar a la bañera, a la piscina o al mar, claro, pero las filtraciones del agua no garantizan la seguridad.

Por ello se recomienda jugar en el agua o alcanzar el orgasmo sin penetraciones, de lo contrario es mejor acabar la sesión en tierra firme.

Bajo los chorros

Enseguida viene a la mente el legendario informe Hite, que en 1976 dio a conocer que eran legión las mujeres que llegaban al orgasmo acariciando su clítoris con el chorrito de la ducha. También son muchos los hombres que escogen ese momento matinal para masturbarse.

Una ducha conjunta es una buena propuesta si vas a tener sexo con alguien que acabas de conocer, o si habéis comenzado la relación en un local nocturno, cargado de humo de tabaco y después de horas de baile. Ambos os sentiréis más cómodos si os despojáis de ciertos olores. Precisamente por los reparos que tienen muchas personas a causa del olor y sabor de sus genitales —especialmente las chicas—, bajo la caricia del agua podemos despojarnos de tales escrúpulos y practicar el sexo oral o permitir que nos concedan ese regalo.

¿Otras propuestas en la ducha? Los más valientes pueden probar algo más que las caricias de la esponja enjabonada y de la lengua, pero se puede acabar la escena como en la novela Por los pelos, de Marian Keyes: «Katherine se apoyó contra los fríos azulejos de la pared y enlazó las piernas alrededor de la cintura de Joe, que volvió a penetrarla. Por unos instantes de auténtico éxtasis permanecieron estrechamente unidos, con los dientes apretados de deseo, mientras él se restregaba rítmicamente contra ella. Hasta que él resbaló en la bañera húmeda y los dos cayeron al suelo, donde, despatarrados y todavía abrazados, rieron a carcajadas».

Es lógico que la escritora no quiera estropearnos la escena con la rotura de una pierna o un accidente más grave, pero a cualquiera se le pasa por la cabeza, ¿verdad? Con razón Joe regaló a Katherine una alfombrilla antideslizante para el baño. Algo que no debería faltar en el tuyo si quieres poner en práctica escenas similares.

Consejos para practicar sexo en la ducha

Aguas termales

No se sabe bien si los juegos del emperador romano Tiberio César durante su retiro en Capri son ciertas o se trata de rumores vertidos por sus enemigos, el caso es que estos han disparado la imaginación erótica de muchos. Una de esas historias relata que unos jóvenes que tenía a su servicio debían introducirse en la piscina natural con el gobernante y bucear a su alrededor intentando chupar y morder suavemente sus genitales.

Antes del Imperio Romano y después, en casi todas las civilizaciones, se han utilizado las aguas termales para recrear escenarios propicios al erotismo: el estanque de un harem, el baño turco, las saunas gays en la actualidad...

Si prefieres la intimidad, puedes disfrutar de los estimulantes hidromasajes si te has concedido el lujo de instalar una bañera de este tipo o un jacuzzi en casa, y también si te regalas una escapada a un hotel en cuyas habitaciones puedas disponer de uno.

El cosquilleo de las burbujas es un estímulo adicional, pero recuerda que el exceso de calor puede causar una bajada de tensión, y que los juegos apasionados pueden volver la temperatura sofocante.

Flotación

Desde hace unos años han proliferado en España los llamados «centros de flotación y aislamiento sensorial» o flotariums. La flotación es una terapia con la que el cuerpo alcanza un estado de ingravidez absoluta, sin estímulos externos, como si regresaras al seno materno. Se consigue gracias a una cámara que, por su forma, nos recuerda a una pequeña nave espacial, donde se ha introducido una solución de 25 centímetros de profundidad, con los litros de agua y kilos de sulfato de magnesio necesarios para que la densidad del líquido sea igual a la que existe en el Mar Muerto, lo que te permite flotar y alcanzar la ingravidez de un astronauta en el espacio. Pierdes la noción del peso de tu cuerpo y tienes la sensación de que este desaparece, que se diluye en el agua, cuya temperatura es idéntica a la de nuestra piel. Reduce el estrés, la tensión muscular, los problemas de insomnio, la ansiedad y los dolores crónicos.

Algunos de estos centros disponen de tanques de mayor capacidad que están pensados para compartirlos con la pareja, lo cual es una manera original de cambiar los juegos preliminares y desconectarse juntos del acelerado ritmo con el que han afrontado el día. La experiencia finaliza con una ducha para eliminar la sal que ha quedado en el cuerpo.


Ventajas y beneficios de practicar sexo en el agua
Fotografía: Tricia Victoria

En el exterior

Y, por supuesto, no podemos olvidar el escenario que nos ofrecen las playas, especialmente las calas más recónditas. Cada vez son más los que prefieren disfrutar del cálido mar durante los atardeceres y a comienzos del otoño, y si no, hacerlo al aire libre escuchando el relajante sonido de las olas cuando llegan y se retiran de la orilla, y el aroma salado.

En este bello entorno hay que tener especial cuidado con la arena, que puede provocar erosiones en las paredes vaginales y en el delicado tejido del pene.

Un último apunte para los que gustan del sexo sin un techo que los cobije: probad a hacerlo bajo la lluvia, mientras una cascada de agua recorre la piel y humedece la ropa que se pega al cuerpo. ¡Y cuidado con los resfriados!

*Imagen superior: Foto de Dainis Graveris en Unsplash 

(Este artículo vio por primera vez la luz en la revista Sexologies).

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