Tener sexo con otra mujer es una de las fantasías eróticas más recurrentes de las mujeres. Regla básica para llevarla a la práctica: ten cuidado y no hagas daño. Lo que para ti es un juego sexual, una fantasía que quieres cumplir, para la otra mujer puede ser un encuentro en el que implique sus sentimientos.
Aventura lésbica: ¿en serio quieres vivirla?
El sexo con otra mujer es una de las fantasías más recurrentes en el imaginario erótico femenino, y hasta un 15% de las que respondieron al cuestionario para el libro Sex Confidential se muestran abiertas a probarlo. Pero a la hora de la verdad, esa actitud no se concreta en un hecho.
Después de recrearse en detallar cómo acariciarían y lamerían un cuerpo delgado de pechos voluminosos (¡qué obsesión!), esos mismos testimonios explican que, si aún han llevado a cabo esa fantasía sexual, es porque están a la espera de encontrar una mujer que les atraiga. ¿Tan difícil es?
Quizás no se trate más que de una excusa mental, porque a menudo el juego sexual que nos excita en la imaginación puede resultar poco erótico o nada excitante en la vida real. Otras mujeres ya han encontrado su objeto de deseo: una amiga, una compañera de trabajo, una clienta... Pero insinuarse con alguien del mismo sexo sin conocer sus tendencias es terriblemente complicado y, por supuesto, arriesgado.
¿Cuántas mujeres han practicado el sexo lésbico alguna vez?
Según un informe de Sigma Dos sobre la sexualidad de los españoles, sólo un 6,4% de la sociedad ha experimentado sexualmente con personas de su mismo sexo. Vamos, que no somos nada proclives a la homosexualidad esporádica. Además, las mujeres son menos dadas a esta clase de aventuras que los hombres (un 4,4% frente al 8,1% de varones), y eso que parecemos menos homofóbicas que ellos.
De esta minoría, la mayor parte han tenido estas experiencias durante la adolescencia (10,2%), periodo de descubrimiento e iniciación a la vida adulta, y tales relaciones se han limitado a unos cuantos escarceos: besitos, caricias y toqueteos.
«Hace casi dos años que conocí a mi actual pareja, después de una relación destructiva con otro hombre que duró siete años. Pero también he tenido rollitos con alguna chica, sin llegar a practicar el sexo, aunque es algo que me intriga. De hecho, no oculto la atracción que siento por algunas mujeres ante mis amistades y ante mi novio, y les parece bien. Las chicas que me llaman la atención son muy femeninas, con un estilo similar al mío». (Diseñadora gráfica, 26 años).
¿Por qué motivos quieren acostarse con otra mujer?
Tanto las que lo han probado como las que quieren encontrar una oportunidad para conocer tal experiencia apuntan a la curiosidad como principal motivación, además de calificarse a sí mismas como un tanto ‘viciosillas’, piensan que son bisexuales o que todas las personas lo somos en realidad, y que en esta vida hay que probar de todo. Son mujeres transgresoras que se sienten atraídas por lo prohibido.
Cuando se tiene un compromiso, la cosa se complica, porque una aventurilla sexual con otra mujer, por muy esporádica que sea, no dejaría de ser una infidelidad que en algunos casos pondría en peligro la relación estable.
«Hace algo más de tres años que estoy con mi novio. La primera etapa de nuestra relación fue un poco tormentosa, ya que tuve un par de amantes y uno de ellos fue una chica, Sandra, quien me enseñó que el amor no tiene género. De vez en cuando pienso en intentarlo de nuevo con una mujer, pero temo perder a mi pareja. Cada vez que siento la necesidad de excitarme fantaseo con mujeres, especialmente con el cunnilingus, y casi todos los vídeos porno que veo son de lesbianas, los hetero me anulan el morbo». (Universitaria, 25 años).
Dificultades de la primera vez con otra mujer
«Hasta ahora ninguna se ha querido acostar conmigo por ser mi primera vez», se lamenta Pilar, de 28 años. Muchas personas tienen interiorizada la idea de que la primera relación sexual, ya sea con el otro sexo o con el propio, ha de ser especial y mágica, y que, por tanto, ser el primero para alguien supone demasiada responsabilidad. ¿Y si le decepciona? Además, cuando lo único que se quiere es disfrutar de un buen rato de placer, se prefiere a alguien experimentado, que también sepa comportarse en la cama, y no únicamente recibir.
A esto hay que añadir que las lesbianas no suelen ser muy dadas al sexo casual, sino que buscan también una implicación emocional: «Durante dos años de mi vida en los que no tuve pareja quise experimentar y divertirme. Con los hombres pude probarlo casi todo, pero las mujeres eran asunto aparte. Necesitas tres citas, una cena romántica, unos primeros besitos e intentarlo otra noche para que haya sexo. Todo con mucha lentitud. Dicen que necesitan sentir algo más para acostarse contigo y no suelen ver con buenos ojos a las bisexuales». (Dependienta, 35 años).
La ilustración de Milo Manara que no podía faltar |
¿Son las mujeres más sensibles en la cama?
Algunas de las mujeres que han realizado incursiones en el sexo lésbico aseguran que existen muchos tópicos falsos en torno a él, uno de ellos es que una mujer sabe dar placer a otra mejor que un hombre por el simple hecho de tener un cuerpo femenino. No siempre es así, hay quien se lamenta de que muchas de las que se consideran bisexuales se limitan a dejarse hacer o de que pueden ser tan torpes como algunos hombres. Otras, en cambio, están convencidas de que somos más sensibles y capaces de disfrutar de cualquier rincón de nuestra piel, como comenta esta mujer casada, madre de dos niños, que mantiene con su marido una relación de pareja abierta: «El placer que puede darte una mujer puede ser más intenso. Sabemos cómo obtener placer sin los hombres, ¿no? Pues también sabemos darlo. Hay mujeres que tardan más en obtener orgasmos clitorianos, y nosotras insistimos hasta que se consigue, mientras que los hombres no comprenden por qué tardas tanto. Los papeles cambian; creo que hay una parte más activa, más atrevida, y posiblemente es la que comienza, después, la continuidad es de ambas. Primero obtienes placer, y después das placer, porque gozas cuando das, viendo como la otra disfruta». (Directora de Recursos Humanos, 38 años).
Jennifer Quiles, escribía en Más que amigas que la sexualidad de cada una no depende de nuestra orientación sexual, sino de la idea que tenemos del sexo —influida por la sociedad en la que vivimos—, nuestra capacidad de autoestima y nuestra cultura sexual.
Sexualidad lesbiana
La relación con el colectivo lésbico nos permite abrir la mente y descubrir hasta qué punto la sociedad patriarcal ha reducido las posibilidades del placer erótico al otorgarle un excesivo valor al coito. ¡Ojo!, eso no quiere decir que entre mujeres no se practique la penetración, para la cual se ha diseñado un gran variedad de juguetes sexuales, pero muchas féminas sienten un gran alivio al romper con el modelo de sexualidad predominante. Como indica Alicia Gallotti, autora del Kama-sutra lésbico (Martínez Roca): «Cuando entre mujeres se establece una relación sin los arquetipos establecidos y responde a los deseos más auténticos de ambas, aparece una comunicación más sana, se instala la comprensión y la sexualidad se vive con la máxima plenitud».
(Este artículo vio la luz por primera vez en la revista Woman)
(Este artículo vio la luz por primera vez en la revista Woman)
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