Sant Jordi es la fiesta del encuentro de los lectores con sus autores favoritos. Regala un libro. Regálate un libro.
Me gusta celebrar Sant Jordi y la gran fiesta del libro
Me gusta Sant Jordi, pese a todo. Pese a que la de San Jorge y el dragón es una leyenda machista. Pese a que también es sexista que a las mujeres nos regalen la rosa y nosotras regalemos el libro a los hombres. Pese a todo lo que escribí en este mismo blog.
Me gusta Sant Jordi, pese a que hay demasiados cocineros, políticos y gente que no se dedica a escribir vendiendo sus libros, cuando debería ser el día de los escritores, nuestra fiesta, el gran Día Internacional del Libro para los que escriben libros.
Y, sin embargo, me gusta. Me gusta que se compren libros, y también que se compren flores. Que se compren rosas. Nadie puede imaginar cómo se vive Sant Jordi en Cataluña hasta que viene aquí a verlo y disfrutarlo. Los escritores de otros rincones de España o extranjeros que son invitados por vez primera para firmar sus obras se entusiasman, se emocionan hasta el tuétano, y reconocen que esta fiesta ofrece mucho más de lo que esperaban.
En estos últimos años, he visto cómo los hombres y las mujeres se compran libros para sí mismos aprovechando el descuento en el precio, o cómo ellos compran libros para regalárselos a ellas o para sus hijas. Y eso me gusta. Porque es preferible que haya un día para comprar libros, a que no se compre ninguno en todo el año.
Y, sobre todo, me gusta que los autores tengamos la oportunidad de encontrarnos cara a cara con nuestros lectores e intercambiar algunas palabras.
Me gusta comprar para mi pareja ese libro que tanto disfruté, porque las lecturas nos hacen más cómplices, porque me gusta compartir e intercambiar opiniones, porque me gusta descubrirle otro autor, otra autora de vez en cuando, como él me ha descubierto a mí autores que todavía no había leído.
Porque me gusta celebrar el amor, ya sea por la pareja, ya sea por los libros. Es algo que aprendes en esta vida: a celebrar lo bueno.
Como el año pasado, este Día de Libro he compartido la mesa de los autores de Santa Coloma de Gramenet con Eva Moreno, sexóloga y fundadora de Tapersex, con quien escribí dos libros sobre sexualidad, y a quien convertí en personaje en Alas negras y chocolate amargo.
Y además de regalar a mi marido una pequeña novela de nuestro adorado Stefan Zweig y un libro de relatos de Sergi Pàmies, que también nos encanta, me he regalado Los ojos vendados, de Siri Hustvedt, a quien me propuse seguir desde que leí Todo cuanto amé, una de esas novelas que abrazas y besas cuando la acabas, porque no sabes cómo agradecer que te haga sentir lo que te hace sentir. Y por eso vale la pena que exista un día como este, el de la fiesta de Sant Jordi, porque a veces tienes la oportunidad de acercarte a ese autor que te hizo disfrutar hasta las lágrimas y darle las gracias.
Como autora he vivido ese momento, cuando alguien se me ha acercado para decirme que en uno de mis libros encontró la solución a un problema, o que le dio fuerzas para seguir adelante, o cómo, al verse reflejada en esas páginas, dejó de sentirse sola. No podéis imaginar cuánto bien nos hacen esas palabras, queridos lectores, cómo nos ayudan en la soledad del día a día.
Hacedlo. Disfrutad del Día del Libro.
Comprad libros, y, sobre todo, ¡leed! ¡Leed mucho!
Comentarios
Publicar un comentario